En los años 60, una década antes del nacimiento de Apple o Microsoft, los ordenadores no habían conquistado los hogares. Lo que estaba de moda en aquella época eran los gigantescos ‘mainframes’ que podían ocupar una habitación.
De hecho, no fue hasta 1965 cuando la programadora Mary Allen Wilkes se llevó a su hogar el LINC, un ordenador ideado para los laboratorios de biomedicina que cabía incluso encima de un escritorio. Según la propia Wilkes, ella fue la primera persona en tener un ordenador personal en casa.
Al poco tiempo, Jim Sutherland, un ingeniero de la ya desaparecida compañía Westinghouse Electric Corporation, pidió permiso a su empresa para llevarse a su casa algunos módulos que habían sobrado de un Prodac-IV, un ordenador encargado del control de procesos industriales.
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